Por: Angela Valverde Ortiz – Comunicadora Social
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Hoy, 31 de octubre, tenemos licencia para «celebrar» lo grotesco.
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Pero, ¿qué ocurre cuando la estética del terror nos obliga a confrontar el verdadero horror que la sociedad prefiere ignorar? Esta es la finalidad escondida tras la desesperación que representa el ero-guro-nansensu, movimiento social y artístico japonés que explora, expone y explota con crudeza diferentes tipos de violencia, sobre todo aquella contra las mujeres, que resulta oportuno abordar en esta fecha, pues estamos a pocas semanas del 25N.

Un clamor político y nihilista

El ero-guro-nansensu floreció entre la Era Taishō y principios de la Era Shōwa (c. 1912-1937) como una respuesta cultural y política radical a la modernidad caótica y la represión militar del gobierno, antes de la Segunda Guerra Mundial.
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No se trataba solo de porno o gore. Como afirma la académica Lisa Lackney (2020), fue una «práctica estética… que buscaba comprometerse constructivamente con las ansiedades de la sociedad moderna.» En este movimiento, se mezclaron tres elementos sustanciales:
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  • Ero (erotismo): se centró en la objetivación de las mujeres en los nuevos espacios urbanos (la Modern Girl o Moga), desde el deseo masculino.
  • Guro (grotesco): se mezcló con la ficción detectivesca y el crimen, permitiendo explorar la psicología desviada y la violencia, como síntomas de ansiedad colectiva.
  • Nansensu (absurdo): el complemento político y nihilista. El «sin sentido» era usado por autores para esconder mensajes subversivos contra la censura y reflejar la pérdida de esperanza en el colapso social que se avecinaba.

Mujeres, feminismo y resistencia estética

Pese a lo afirmado, las raíces del ero-guro están vinculadas al feminismo naciente de la Era Taishō (1912-1926) y la lucha por los derechos, en importantes aspectos:
El poder editorial: las graduadas universitarias fundaron revistas como Seitō (Mujer Intelectual), publicada de 1911 a 1916, liderada por Hiratsuka Raichō, para exigir el voto y la autonomía corporal, estableciendo el rol de la mujer como sujeto político.
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La contradicción: mientras las feministas luchaban, el mercado del ero-guro popularizaba una imagen de la mujer que era, según Lackney, principalmente un «objeto del deseo masculino».
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La respuesta femenina: autoras como Ozaki Midori tomaron esta estética de la degradación para subvertirla. Usaron el erotismo perverso y lo grotesco como una forma de denuncia de la opresión de género.

Legado estético y social en la animación

La semilla del ero-guro floreció en obras importantes para la animación japonesa, demostrando que el arte incómodo e, incluso, repulsivo, es una herramienta de narrativa potente:
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  • Belladonna of Sadness (Kanashimi no Beradonna, 1973), de Eiichi Yamamoto. Utiliza una estética Jojōga (precursor del Ero-Guro). Su trama de brujería, sexo y erotismo es una denuncia feminista de la opresión institucional en la Francia medieval; una mujer que, tras ser abusada, abraza el pacto demoníaco para obtener el poder que la sociedad le niega.
  • Akira (1988), de Katsuhiro Otomo. Su estética de la destrucción grotesca y el nihilismo social es heredera directa del ero-guro, aunque no pertenezca a este género. La historia muestra la violencia y el colapso sin sentido de un Neo-Tokio futurista, reflejando el trauma y el miedo al poder descontrolado.
  • Paprika (2006), de Satoshi Kon. Una obra moderna de ciencia ficción y surrealismo que tampoco es considerada ero-guro, pero su exploración del subconsciente se alinea al mostrar el erotismo reprimido de la Dra. Atsuko Chiba a través de su alter ego liberado, Paprika. Las secuencias oníricas contienen un grotesco visual y narrativo (como la famosa Parada) que exhibe el caos mental y la crítica a la opresión del deseo femenino en la sociedad moderna.

La niña de las camelias: mitos y (des)esperanza

La película Shōjo Tsubaki (Midori, la niña de las camelias, 1992), de Hiroshi Harada, es una muestra moderna del ero-guro y una lección inquietante sobre la violencia sistémica.
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Esta adaptación se basa en el manga homónimo de 1984 del artista Suehiro Maruo, una de las figuras clave del ero-guro en el manga underground, aunque la historia trágica de la protagonista surgió y fue transmitida de manera oral durante la Era Meiji.
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Acerca de la pieza audiovisual, existen una serie de bulos que alimentan la mitología subversiva:
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  • El mito de la prohibición: es FALSO que la película esté formalmente prohibida en Japón hoy en día, aunque sí fue incautada en su estreno. La leyenda de «obra prohibida» consolidó su estatus «de culto», confirmando la colisión entre las historias oscuras y la censura.
  • El mito del creador: la reputación de Harada está orientada hacia su dedicación artesanal y underground. Tuvo que financiar y animar la película prácticamente solo porque ninguna productora quiso apoyar una obra de temática tan cruda y tabú. Esto, sin embargo, es una realidad cotidiana en la animación independiente y extrema.
El morbo en Midori posee un trasfondo filosófico: el nihilismo. La protagonista, una niña huérfana, callejizada y desprotegida, no tiene esperanza porque la crueldad que la daña no es accidental, sino un ciclo inmanente a un sistema social negligente, que margina a las personas en situación vulnerable y las expone a crímenes atroces.
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Aquí, el Ero-Guro cumple su función más dolorosa: expone la miseria sin posibilidad de salir de ella.

La responsabilidad de los adultos cuidadores

En el ecosistema digital, suele hablarse de obras como Midori bajo la óptica del sensacionalismo y el miedo.
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Mi propuesta es diferente: procuro abordar temas complejos y transgresores de manera informada, con el compromiso de proporcionarles el contexto histórico, político y estético (Ero-Guro, nihilismo, censura) para que el análisis supere el tabú y se convierta en una herramienta que ayude a tomar decisiones.
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La existencia de Midori nos recuerda que no todos los dibujos animados son para niños y adolescentes. Y, desde luego, tampoco para quien no quiera verla, bajo un principio de libertad de elección.
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La animación es un medio que permite explorar innumerables géneros y temas. Conocer lo que consumimos y establecer límites informados para cuidar de nuestras crías es una importante responsabilidad.
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Fuentes consultadas:
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  • HARGUINDEY, B. (2018). «Ero-guro-nansensu: Manga y Modern girls en el Japón de entreguerras», en Tebeosfera.
  • LACKNEY, L. (2020). Ero-Guro-Nansensu: Modernity and Its Discontents in Taishō and Early ShōWa Japan. Vanderbilt University.
  • MARUO, S. (1984). Shōjo Tsubaki (Midori, la niña de las camelias).
  • OZAKI, M. (Diversos análisis sobre su feminismo Ero-Guro).

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corrado.scropetta@etik.com

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