
Por: Angela Valverde Ortiz – Comunicadora social
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“Los héroes en tiempos de guerra, solo son asesinos en masa en tiempos de paz”.
– Riza Hawkeye, Fullmetal Alchemist
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El abogado estadounidense Thomas Dodd, quien fue fiscal durante los juicios de Núremberg, describió a Hermann Göring, creador de la Gestapo y comandante supremo de la fuerza aérea alemana (Luftwaffe), como “un egoísta supremo y un mentiroso consumado, pero un sinvergüenza encantador” (Dimsdale, 2016).
En la miniserie Los juicios de Núremberg (2000), se incluyó una conversación enérgica y esclarecedora, entre Göring y Gustave Gilbert, psicólogo penitenciario.
El contrapunto, que Gilbert inicia citando una frase devastadora dicha por Rudolf Hoss, ex comandante de Auschwitz, es el siguiente:
GG: “El cazador de ratas mata ratas.” ¿Es lo que se piensa para asesinar masivamente y de forma autorizada?
HG: Le haré una pregunta: ¿Qué me dice de Hiroshima? ¿Acaso no fue un experimento bélico? ¿Los americanos hubieran lanzado esas bombas en Alemania igual que hicieron en Japón, matando a tantos civiles como pudieron? Creo que no. Para la sensibilidad americana, un niño blanco es más humano que un niño japonés.
Göring continúa acorralando a Gilbert cuestionando el encarcelamiento “preventivo” de ciudadanos de origen japonés con nacionalidad estadounidense, y la segregación racial contra ciudadanos afroamericanos.
Aunque se trata de un diálogo ficticio, refleja la idea de que los Aliados eran hipócritas. Sin embargo, el ex aviador nazi sí hizo ante el psicólogo algunas observaciones sobre las armas nucleares, que fueron publicadas en la prensa. El 11 de diciembre de 1945, The Sydney Morning Herald reportó sus reflexiones sobre el futuro de la guerra atómica:
“Si todo el mundo tuviera la bomba – dijo Göring – podrían tener miedo de usarla, del mismo modo que nosotros teníamos miedo de usar gas en esta guerra. Pero mientras solo una nación la tenga, las demás trabajarán en secreto para conseguirla. Entonces, un día… ¡bang! Por eso es inevitable otra guerra”.
En el libro Anatomy of Malice (2016), el psiquiatra Joel E. Dimsdale señala que, al escuchar la noticia de Hiroshima, Göring comentó: “Ajá, ¿ahora quiénes son los criminales de guerra?”.
El 30 de septiembre de 1946, el tribunal de Núremberg encontró culpable a Hermann Göring de crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad, condenándolo a la horca. Sin embargo, se quitó la vida antes de que la sentencia fuera ejecutada. Mientras tanto, en Asia, el Imperio japonés se había rendido formalmente el 2 de septiembre de 1945.
Del 29 de abril de 1946 al 12 de noviembre de 1948, se llevaron a cabo los Juicios de Tokio, donde fueron juzgados veinticinco líderes japoneses por “haber dirigido y perpetrado una guerra de agresión y haber cometido u ordenado crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad.” Este proceso, aunque importante, fue objeto de una justicia selectiva.
Las atrocidades que no fueron juzgadas
Los juicios de Tokio no investigaron a fondo las terribles acciones del ejército imperial japonés en Asia. Entre las acciones barbáricas que quedaron en la impunidad o solo fueron juzgadas de manera superficial, se encuentran la Masacre de Nankín, donde entre 1937 y 1938 el ejército japonés asesinó a cientos de miles de civiles y prisioneros de guerra chinos, y las políticas brutales en Corea, que incluyeron el uso de mujeres coreanas como esclavas sexuales (“mujeres de consuelo”), trabajos forzados y la prohibición de la lengua y la cultura coreanas.
El general estadounidense a cargo del proceso, Douglas MacArthur, decidió no llevar al emperador Hirohito a los tribunales. Esta decisión fue vista como una estrategia para mantener la estabilidad en Japón, lo que aseguró una futura alianza con Estados Unidos ante el bloque soviético.
La moralidad de los vencedores
Tanto en Tokio como en Núremberg se juzgó a los responsables de crímenes de guerra, lo que marcó un precedente importantísimo para el Derecho Internacional. Sin embargo, las atrocidades cometidas por los Aliados, como el lanzamiento de armas de destrucción masiva sobre población civil en Hiroshima y Nagasaki, o las violaciones de mujeres alemanas ejecutadas por soldados soviéticos, franceses y estadounidenses, quedaron en la impunidad.
La justicia, en estos casos, fue un lujo que solo tuvieron los que escribieron la historia.
Fuentes consultadas
- Dimsdale, Joel E. (2016). Anatomy of Malice: The enigma of the nazi war criminals. Yale University Press.
- Gilbert, Gustave. (1971). The Nuremberg Diary. Da Capo Press.
- National Geographic. (10 de noviembre de 2023). Los Juicios de Tokio, el Núremberg Japonés.
- Simoneau, Yves. (Director). (2000). Los juicios de Núremberg [Miniserie]. Alliance Atlantis.
- The Sydney Morning Herald. (11 de diciembre de 1945). Göring ponders on atom bomb and ‘the next war’.